miércoles, 19 de octubre de 2011

Derecho y religión


En el discurso del Santo Padre Benedicto XVI se plasman sus reflexiones sobre los fundamentos del derecho. Lo primero que nos indica es que se debe equiparar derecho y justiica, preguntándose así qué es lo justo. Hasta este momento no tengo queja alguna acerca de las palabras del Santo Padre.
Continúa diciendo que, históricamente, "los ordenamientos jurídicos han estado casi siempre motivados de modo religioso [...] Contrariamente a otras grandes religiones, el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado", si bien al Santo Padre no le falta razón al hacer estas afirmaciones, el cristianismo, aún no habiendo sido un ordenamiento revelado sí que ha impuesto unas normas morales a la comunidad que de no ser cumplidas traían consigo castigos públicos, de forma que el Estado ha hecho suyas las normas del ordenamiento canónico durante demasiados siglos.
Prosigue diciendo que se ha remitido "a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del Derecho" aunque "presupone que ambas esferas estén fundadas en la Razón creadora de Dios". A mi parecer ambas esferas están fuera del alcance de cualquier Dios, la naturaleza es propia de la naturaleza y la razón es propia del hombre; la cuestión de si estas esferas están fundadas en la Razón creadora de Dios debe discutirse en el lugar que le corresponde, en la Iglesia, y no en discursos acerca de los fundamentos del Derecho ya que el Derecho afecta tanto a personas que no profesan la religión (cualquiera de ellas), como a personas que no creen en una divinidad superior. Sin embargo, dado que nos encontramos en unos apuntes históricos sin más, no quiero profundizar más en este tema.
El tono del discurso cambia un poco antes de la mitad cuando, zanjado el tema histórico, nos introduce el tema del positivismo jurídico. Nos dice que "si se considera la naturaleza "un conjunto de datos objetivos, unidos los unos a los otros como causas y efectos", entonces no se puede derivar de ella realmente ninguna indicación que tenga de algún modo carácter ético". En efecto, y con palabras del Santo Padre "una concepción positivista de la naturaleza, que comprende la naturaleza de manera puramente funcional, no puede crear ningún puente hacia el Ethos y el derecho, sino dar nuevamente sólo respuestas funcionales"
Su Santidad concibe el positivismo jurídico como algo que deberíamos cambiar porque entiende la naturaleza y la razón del hombre como algo creado por Dios, sin embargo, las palabras que él mismo usa para criticar esta teoría, sólo me sirven para reafirmarme más en la mía. El derecho debe velar por los intereses y la seguridad de todos aquellos que conforman la ciudadanía. Y este derecho debe articularse de un modo general y objetivo; y no hay nada más subjetivo que los valores éticos promulgados por una Institución que los cambia e interpreta según le conviene. El derecho debe buscar el bien general y para ello debe articularse como una ciencia, esto es "aquello que no es verificable o falsable no entra en el ámbito de la razón en sentido estricto. Por eso elEthos y la Religión han de ser relegadas al ámbito de lo subjetivo y caen fuera del ámbito de la razón".
Para mi sorpresa, el Santo Padre afirma que la teoría positivista "no es una cultura que corresponda y sea suficiente en su totalidad al ser hombres en toda su amplitud" y llega a afirmar también que lejos de ser suficiente, esta teoría "reduce al hombre". Compara la teoría positivista con un edificio sin ventanas, cerrado al mundo. El positivismo no se cierra al mundo, lo analiza e intenta dar la solución más justa. El tema de que el edificio está construido con recursos de Dios prefiero dejarlo aparte, ya que creo que he dejado bastante clara mi postura.
Hacia casi el final de su discurso, introduce el movimiento ecologista alemán para hablarnos de la ecología del hombre. Según él "el hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha, y cuando se acepta como lo que es, y admite que no se ha creado a sí mismo", finalizando con que así se realiza la verdadera libertad humana.
El tema de lo que es la libertad del hombre no es algo que quiera discutir, ya que no es el objeto de este discurso, aunque mi opinión es que el hombre goza de la razón y el libre albedrío suficientes para realizar todos los actos que estime oportunos (cuestión distinta es si esos actos son contrarios al derecho), y ahí radica la libertad.
Por último, y como última cosa a destacar del discurso, decir que me parece una total y absoluta falta de respeto el comentario acerca de Hans Kelsen que dice: "me consuela comprobar que a los 84 años se esté aún en condiciones de pensar algo razonable", haciendo ver que lo que el señor Kelsen había afirmado con anterioridad "le importa un pimiento".
Me resulta lamentable que alguien que humilla a alguien en un discurso público de esta magnitud pueda pretender siquiera que el derecho introduzca valores éticos sacados de su ideología (religión). Y siguiendo con los apuntes históricos, alguien dijo una vez: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".