lunes, 28 de febrero de 2011

Sexo Vs Amor

¿Se puede de verdad separar completamente el sexo del amor?

La respuesta evidente parece ser que si. Pongamos por caso un hombre que una noche contrata los servicios de una mujer de dudosa moral. ¿Ese hombre siente algo hacia ella además de excitación sexual? Obviamente no. Con este ejemplo parece muy claro que es posible separar los sentimientos del simple sexo. El acto sexual, coito, encuentro de partes que no ven nunca la luz del sol...se puede producir entre dos personas que no tengan ninguna implicación emocional. Sin embargo, cuando ponemos un ejemplo de ello, caemos en el error de poner siempre casos aislados. Y no con ello me refiero a casos que pasen poco, raros o muy inusuales. Con casos aislados me refiero a que ese encuentro sexual se ha producido una vez, a lo sumo dos.

Los humanos, por muy racionales que nos hayamos vuelto, seguimos teniendo (aunque muchos los quieran esconder) sentimientos. No digo que al acostarte con alguien lo ames con locura, ni siquiera que llegues a sentir algo profundo por esa persona. Pero creo que si que acabas por sentir algo, quieras que no estás creando un vínculo más íntimo del que creas con otras amistades/conocidos/familia/desconocidos de la calle.

¿Entonces por qué las relaciones de los llamados "follamigos" no funciona? Es muy simple, y hay 3 casos.

Cuando entre dos personas que no se conocen de nada se da una situación de tensión sexual (típico que pasa todos los días que ves a alguien y piensas...Si las miradas follasen...),o bien esa situación se resuelve o se evita, véase te vas, dejas de hablar con esa persona o simplemente te buscas otra. Esto entre desconocidos es muy fácil de hacer. No hay una implicación previa, ninguno significa nada para el otro, si eso se "rompe" no va a ocasionar a nadie ningún trauma.

Cuando esta misma situación de tensión sexual no resuelta se da entre dos amigos, la cosa se dificulta. Tu eres feliz en tu mundo y de repente zas! te gusta un amigo. Problema. Si tu no le gustas a él, no pasa nada, se deja pasar el tiempo. Y a no ser que seas un enfermo, la cosa no tendría que empeorar más allá de tu sentimiento de estar en la más profunda soledad, y eso lo quita el tiempo. Si ambos se gustan y deciden salir, toma! eso que te llevas para el body. Pero, ay cordera!, cuando esos dos amigos deciden resolver la situación acostándose...¿Problema? No, problemón. El sexo entre amigos no suele salir bien, a no ser que se convierta en la situación de antes, entonces ya no son amigos, son pareja, y es distinto. Pero cuando uno empieza a sentir algo más por el otro, cuando la implicación emocional de uno es más grande que la del otro, entonces tenemos un problema. Y digo más grande porque el otro también se implica emocionalmente, aunque sea con un mínimo, como ya he dicho antes en una relación sexual a largo plazo siempre se crean sentimientos, por muy pequeños que sean. La solución la encuentra cada uno como puede. Casi siempre se rompe esa relación sexual, pasa el tiempo y ya está porque ante todo se quiere preservar la amistad. Hay veces que eso no es posible y el sexo acaba por joder la amistad, pero yo sinceramente creo que se puede ser amigo de alguien con quien te has acostado y que era tu amigo previamente.

Y finalmente encontramos el caso intermedio, que para mi gusto es el más complicado. Esto es, cuando dos personas están empezando a conocerse (hablan, se cuentan cosas, se preocupan), quedan habitualmente y se produce ese encuentro sexual. Cualquiera que lea esto pensará, ui, así empecé yo con Fulanito. Si, pero ¿qué empezaste? Seguramente la respuesta será una pareja. Y no es raro, la mayoría de parejas empiezan así, conociéndose y quedando. Pero no es eso lo que tratamos aquí. Cuando esas dos personas que se conocen, se gusta y se acuestan, acuerdan no ser nada más que amigos, se jodió el invento. De primeras porque eso es un error, no son amigos, nunca lo han sido, simplemente se llevan bien. Por tanto, cuando la relación sexual se acabé, se irá todo a hacer puñetas. Por eso este caso es el más complicado, porque a lo mejor tu conoces a alguien a quien consideras que podría llegar a ser amigo, pero por la situación sabes que nunca lo será.

jueves, 24 de febrero de 2011

Changes

Es curioso cómo a veces tu vida puede cambiar en un instante, y toda la rutina a la que estás acostumbrado cambia de manera radical. Los seres humanos no estamos preparados para sufrir cambios radicales, pero también es verdad que muchas veces se pueden percibir "señales" ante esos cambios.
Sin embargo, incluso pudiendo llegar a percibir, que es difícil, y entender, otro tanto, esas señales, muchas de las veces todos esos cambios nos llegan de sorpresa, como un chorro de agua fría que cae desde un balcón si haces ruido por la calle, que sabes que puede ser pero nunca te lo esperas.
Hay cambios y cambios, los hay que decides tu, los hay que decides en conjunto, los hay que deciden por ti y los hay que llegan porque si. Todos nos hemos enfrentado en la vida a alguno de ello, si no a todos. Cuando eres tu o un grupo de personas los que deciden un cambio, siempre es más fácil de llevar, porque quieras que no es decisión tuya, si no quieres no cambies, y aún así se hace difícil. Los cambios que deciden por ti, o que deciden otros pero te afectan (pequeña subvariante) son difíciles de llevar, sobretodo cuando no estás de acuerdo con esa decisión y a tu juicio (que para ti siempre va a ser mejor que el de los demás) es incorrecto, pero tienes que acatarlos, no tienes opción a elegir, y quizás sea esa privación de libertad es lo que más (con perdón) nos jode, y no tanto el cambio como tal.
Pero estoy segura de que los cambios menos agradables son aquellos que la vida (o ente inexistente para aquellos (pocos) creyentes que vayan a leer esto) tiene preparados. Son cambios que debes acatar, que no tienen cabida a argumentaciones, que no vale mirar para otro lado, a los que tienes que enfrentarte. Esos, sin duda, son los peores, porque son cambios que te gusten o no, no vas a poder esconderte de ellos y, aunque lo hagas, no serviría para nada.
Cambios, cambios y más cambios, la paradoja del ser humano es que es un ser cambiante por naturaleza, un día te gusta algo (o alguien, o algo-alguien) y al día siguiente no, un día decides ser un rebelde y cambias de colonia o te da por cambiar de look (si, lo se, son ejemplos tontos, está pensado adrede).
Y sin embargo no estamos preparados para asumir otro tipos de cambios, que no tienen porque tener mayor trascendencia que otros, pero que en ese momento puntual de tu insignificante existencia tienen una importancia monumental.
No todos los cambios son buenos, y por supuesto no todos son malos, pero creo sinceramente que lo importante no es el cambio en si, si no cómo piensas enfrentarte a él, como vas a asumir ese cambio que ha trastocado de alguna forma tu vida, si vas a pensar acerca de ello y si vas a sacar alguna conclusión al respecto.
Personalmente, los cambios te hacen crecer, porque a cada cambio que sufres en la vida hay que buscarle explicación y sobretodo conclusión, si ya lo dicen las abuelas, que de todo se aprende en esta vida.

lunes, 21 de febrero de 2011

No name

El día que le maté, no se, me levanté con una sensación muy extraña. Era como si hubiera una cosa en el aire me dijera que algo iba a ir mal, aunque en ese momento no tenía muy claro el qué.
Por las mañanas no suelo fijarme mucho en las cosas, al contrario que durante el resto del día, donde de cada detalle podría sacar una historia entera. Sin embargo por las mañanas soy incapaz de darme cuenta de lo que ocurre a mi alrededor. Siempre sigo una misma rutina: ir al baño, echarme colonia, desayunar, ducharme y arreglarme. Lo de echarme colonia es algo que muchos podrían considerar manía, siempre me echo colonia antes de dormir y justo al despertar, si no, en lugar de hablar con mi habituales gruñidos, me expresaría de una forma un poco más brusca. Pero esa mañana tenía algo de especial. Seguí mi rutina habitual, no había motivos para no hacerlo, pero cuando fui a ducharme, la vi. Allí estaba.
La luz que entraba por la ventana era distinta, era roja. Se colaba a través de la ventana del cuarto de baño, entre las rejas que separan la habitación en cuestión con el resto del mundo. Durante el invierno, y a las horas a las que suelo aparecer por el baño, todavía no hay ninguna luz; conforme se va haciendo cada vez más largo el día suele entrar una luz tenue, alegre, como para darte los buenos días. Pero esta vez era distinta.
Si, era una luz roja. Inquietante, hipnótica...Debí quedarme varios minutos mirando aquella luz, minutos que me parecieron segundos, pero que en el mundo real debieron ser horas. 
Y entonces llego él. Asustado, con esa cara de debilidad tan característica. Otra vez preguntándome si me encontraba bien, ¿no puedes dejar que viva tranquila? 

domingo, 20 de febrero de 2011

Auto engaño y comunicación

Cuando conocemos a alguien por quien nos sentimos atraídos ponemos en juego todo nuestro abanico de técnicas de seducción, orientando nuestro comportamiento a conquistar el corazón de la persona elegida. Si lo logramos, comienza entonces una relación en la cual, al principio, cuidamos cada detalle y revivimos mentalmente una y otra vez los momentos agradables vividos junto a esa persona. Esto aumenta nuestro deseo de compartir todo el tiempo con la persona en cuestión.
Al principio, cuando algo nos molesta, solemos dejarlo pasar y preferimos concentrarnos en los buenos recuerdos, pero llega un momento en que la suma de pequeños problemas y decepciones trae consigo consecuencias que en ocasiones pueden resultar nefastas. Es muy útil en estos casos revisar nuestros recuerdos para rescatar aquellos instantes placenteros en que nuestro corazón se aceleró marcadamente sólo con, por ejemplo, el primer beso prohibido, o algun gesto de amor que nos dejo atónitos.
Esa es la estrategia que usan quienes viven enamorados, se concentran casi exclusivamente en los buenos momentos vividos junto a la persona amada.

La mayoria de los problemas de pareja pueden ser entendidos como problemas de comunicación, ya que es frecuente creer que el otro debería saber lo que necesitamos aún sin decírselo. Mientras esta creencia persista estaremos condenados a la decepción, esperando algo que probablemente nunca llegará, pero no por falta de comprensión de nuestra pareja, sino porque nunca lo pedimos adecuadamente. Si cada uno expresamos nuestros deseos y preocupaciones abierta y honestamente, muchos inconvenientes serán resueltos.
Pensar en todas las cosas positivas de una relación y recordar todos esos momentos es algo que resulta muy positivo, como he dicho antes, porque hace que esa llama, chispa, química...no se pierda. Pero cuando en una relación no se hablan las cosas, o no se pide lo que se desea, todos esos recuerdos no son suficientes. Si algo realmente nos molesta, frustra o no es de nuestro agrado ¿por qué seguimos auto engañándonos diciendo que eso es algo que cambiará si no estamos haciendo nada que propicie ese cambio?
Este es otro de los errores más comunes, el auto engaño. No nos equivoquemos, por mucho que creamos que algo va a cambiar, si no lo intentamos o hacemos algo por favorecer ese cambio, nunca ocurrirá. Si en una relación crees, como he dicho antes, que el otro debería saber lo que necesitamos sin decírselo, la relación se acabará muy pronto.

sábado, 19 de febrero de 2011

Falta de visión ¿impedimento?

Hace un rato, después de comer, me he ido a la cocina a fregar los platos y mientras lo hacía me he quedado seriamente mirando la suciedad y he pensado, ¿cómo friega un ciego? Como una persona normal evidentemente, pero con bastante más esfuerzo, si a mi ya me cuesta y veo lo que estoy haciendo...
Y después, mientras seguía fregando, dado que no tenía nada mejor que hacer que pensar, me he seguido preguntando, ¿alguien con un impedimento como la falta de visión siente igual que alguien que tiene esa virtud?
Cuando una persona se enamora, lo hace por diversas razones, pero siempre se recuerda a esa persona, se tiene una visión de ella. Hay gente que se enamora de la voz de alguien, o no pueden dormir si no escuchan hablar a esa persona.
Si una persona ciega o sorda, tuviera, aunque fuera por un instante, la ocasión de ver y escuchar a la persona amada, y no le gustara lo que viera o escuchara, ¿dejaría de amarla? Yo opino que no, pero entonces otra situación ha pasado por mi mente. Sabemos que personas con algún impedimento visual o auditivo hay muchas, pero hay un caso de "amor ciego" mucho más cotidiano y mucho más radical: El amor internauta.
Cuando dos personas se conocen por Internet, ¿pueden llegar a enamorarse? ¿No sería como si ambas fueran ciegas o sordas? Realmente nunca se han visto, ni oído (a no ser que hablen por teléfono) y sin embargo han llegado a sentir algo el uno por el otro, o al menos tienen la ilusión de que eso es así. 

Es bonito pensar que en el caso de antes, si a un ciego le otorgaras visión, no se desenamoraría de una persona. Pero se han dado casos de personas que se conocen por internet, y que se enamoran, pasan meses pegados al ordenador, teléfono, paloma mensajera...y cuando se conocen, misteriosamente, se dejan de gustar.
¿Cómo es esto posible? ¿Tanto influye el físico? La respuesta es si, y no por ello tiene que sonarnos superficial, no hablo de físico de esa manera. Independientemente de si eres feo, guapo, alto, gordo...el cuerpo humano cuando se enamora y durante la fase de conquista sufre una serie de reacciones químicas, impulsadas por las hormonas que sin darse cuenta inhala de la otra persona, que también segrega esas hormonas. Es como un mecanismo que tiene el cuerpo para "cazar", en determinados momentos nuestro cuerpo segrega hormonas que atraen a otras personas, de ahí la expresión "entre ellos hay mucha química".
Solo la química no enamora por supuesto, pero juega un papel importante. Por esta razón, aunque una persona esté impedida o discapacitada visual o auditívamente puede sentir de igual manera que una persona que no lo esté.

Por ello, en mi humilde opinión pienso que el enamoramiento por Internet resulta impensable si ambas personas no se conocen. A mi juicio las personas que dicen estar completamente enamoradas de alguien que no han visto nunca viven una falsa realidad.
Para que una persona se llegue a enamorar de otra, es necesario el contacto físico además del mental. 

jueves, 17 de febrero de 2011

Recuerdos

Tenía entonces unos 14 años. En esa época todavía pintaba. Iba a una escuela de pintura todos los sábados por la mañana, y allí pasaba sobre unas cuatro horas pintando.
Adoraba el olor a aguarrás y a óleo que se me quedaba en la ropa, además siempre volvía a casa con las manos y la ropa llenas de pintura, e incluso a veces la cara. Volvía a casa con mi lienzo cada día más avanzado, y, cuando lo acababa, con una mezcla de sentimientos entre morriña, orgullo y excitación, empezaba uno nuevo.
Realmente nunca debí haber estado en aquella clase, para poder matricularte en ese nivel tenías que haber cursado los cursos anteriores, pero me daba igual. Cuando aún no iba a esa clase siempre estaba allí, maravillada por los cuadros de aquellos pintores, de aquellos artistas. Cuando cumplí los 12 años me cansé, quería, necesitaba estar ahí, en aquella clase. Y lo conseguí
Recuerdo aquel primer día, cuando nos asignaron un caballete y nos presentaron a la profesora que tantas veces había visto corregir a los que a mis ojos eran artistas, unos genios de la pintura, y a los que a los suyos eran alumnos que aún tenían mucho que aprender y ofrecer.

Habia en aquella clase un señor, de unos 50 años (como casi todos los que allí estaban). Recuerdo que me acerqué a él y le dije que desde que iba a esa escuela, me habían gustado todos sus cuadros. Separó su mirada del cuadro, se giró y me respondió con una sonrisa, preguntándome el nombre. "Elena", le dije. "Elena de Troya", contestó él. Y sonriendo de nuevo volvió a su cuadro.
Admiraba a ese hombre, me caía estupendamente bien. Siempre venía a ver cómo iba  progresando con el cuadro y me decía los posibles fallos, pero siempre acababa con un: "va bien, va bien". Usaba técnicas que Marlén (la profesora), alias "la jefa" no dejaba hacer, y cuando las hacía sin que ella se diera cuenta, me miraba con cara de complicidad y ojos de chiquillo travieso...sonreíamos
En aquella clase pasé varios años, vi a gente que iba y venía. Las más jovencitas tendrían 17 y 18 años. Habían dos que eran gemelas, se preparaban para entrar en Bellas Artes. Recuerdo que siempre que pintaban algún retrato, le otorgaban una mirada especial, que realmente no se definir con palabras. Hace varios años vi a una de ellas, estaba en 5º de carrera, Bellas Artes, como quería.
Había otra chica que era rubia, Pilar creo que se llamaba, de ella recuerdo 3 cosas: nunca se rendía con ningún dibujo, me contó que no tenía la regla porque había tenido cáncer de ovarios y se los habían extirpado y que cuando cumplió los 18 me dijo: "No es un día especial para mí, una fecha no me convierte en adulta, lo hace la madurez y el día a día".
Una mañana, como otra cualquiera, yo estaba inmersa en un cuadro. Eran 3 mujeres, y no conseguía hacer bien la expresión de una de ellas. El hombre del que he hablado antes, del cual no recuerdo su nombre, me decía: "No te preocupes, va bien, cuando lo tengas acabado avísame". Aquella mañana, tendría yo unos 14 años, vino Marlén a mi caballete. El hombre había sufrido un infarto y había muerto. Nunca vió acabado el cuadro, y yo nunca lo pude terminar.

Ha sido un encuentro fortuito en el metro, la mujer del rostro que nunca llegué a terminar me ha visto y me ha saludado.

miércoles, 16 de febrero de 2011

La perfección, ¿existe?

¿Qué pasaría si todo fuese perfecto? Si no hubiesen guerras, males o sufrimientos…¿Qué entendemos en realidad las personas por perfección? Cada persona tiene una escala, un principio, un valor en el que ilustran o muestran su ideal de perfección.
Hay personas que encuentran la perfección en la belleza que ofrece la televisión o los medios de comunicación. Los hay quienes también ven la perfección en aquello que sigue un patrón, en lo que se ajusta a las normas y no rompe con las leyes morales. 
En ambos casos se trata de una perfección que ha sido adquirida, una perfección que hemos aprendido, que nos han enseñado desde el momento en el que nacimos. 

Vemos la perfección com un medio que hemos de utilizar para conseguir ser completamente felices. Aunque hay personas que se salen de los márgenes que han sido establecidos o que no cumplen el tipo de belleza propuesto, pero, ¿por esta razón hemos de decir que estas persones son imperfectas? No podemos decir que alguna cosa es imperfecta por la sencilla razón de que no se ajusta a lo que la sociedad impone, o, al menos, no deberíamos hacerlo y/o pensarlo.
Hay personas que no comparten esta opinión y su ideal de perfección no se ajusta a lo que pueda pensar la mayoría. Incluso para una misma persona, su idea de perfección puede cambiar a lo largo de los años. Un niño puede encontrar la perfección en una tienda de juguetes o de caramelos, un joven puede verla en el amor o en salir con sus amigos. Puede que tener novia y salir con los amigos sea lo que le ofrece al joven la felicidad, y, por tanto, ahí es donde dice que se encuentra en un estado perfecto.

Ahora bien, aquí es donde encontramos el problema. Si cada persona encuentra dicha perfección de una manera diferente, ¿cómo vamos a conseguir que el nuestro sea un mundo perfecto? Platón hablaba de un Estado en el que todo el mundo sería feliz porque habríamos sido entrenados para hacer aquello que mejor sabemos hacer, y, como aquello que harían mejor es aquello a lo que dedicarían toda su vida no probarían a cambiarlo, ya que habrían encontrado la felicidad, es decir, su estado ideal de perfección.
Entonces, ¿deberíamos implantar el sistema que decía Platón? ¿Deberíamos entrenar a los jóvenes en aquello en lo que demuestren tener más capacidad sin pedir tan siquiera tu opinión? En estos tiempos, y en un Estado de Derecho, esto sería impensable. Lo que quería Platón se trataba de una utopía, pero hasta de las utopías más fantasiosas se pueden extraer algunas cosas.

No se puede conseguir un mundo perfecto, la humanidad está destinada a pasarlo mal, a sufrir, a vivir en determinadas guerras...pero esto que vemos como algo malo, lo que vemos como algo que hay que quitarse de encima es lo que nos da, precisamente, nuestra condición humana. Sufrir, padecer, pasarlo mal, etc. forma parte de nuestra vida. Puede que no sea la mejor forma de verlo, pero para mi, aquello que jamás describiríamos como algo perfecto me hace feliz, porque si sufro es porque soy persona y tengo sentimientos, y sabiendo esto, que soy feliz aún sufriendo, y que la perfección es un medio para conseguir la felicidad, ¿quién tiene derecho a decirme que el sufrir no puede formar parte de un ideal de perfección?