miércoles, 16 de febrero de 2011

La perfección, ¿existe?

¿Qué pasaría si todo fuese perfecto? Si no hubiesen guerras, males o sufrimientos…¿Qué entendemos en realidad las personas por perfección? Cada persona tiene una escala, un principio, un valor en el que ilustran o muestran su ideal de perfección.
Hay personas que encuentran la perfección en la belleza que ofrece la televisión o los medios de comunicación. Los hay quienes también ven la perfección en aquello que sigue un patrón, en lo que se ajusta a las normas y no rompe con las leyes morales. 
En ambos casos se trata de una perfección que ha sido adquirida, una perfección que hemos aprendido, que nos han enseñado desde el momento en el que nacimos. 

Vemos la perfección com un medio que hemos de utilizar para conseguir ser completamente felices. Aunque hay personas que se salen de los márgenes que han sido establecidos o que no cumplen el tipo de belleza propuesto, pero, ¿por esta razón hemos de decir que estas persones son imperfectas? No podemos decir que alguna cosa es imperfecta por la sencilla razón de que no se ajusta a lo que la sociedad impone, o, al menos, no deberíamos hacerlo y/o pensarlo.
Hay personas que no comparten esta opinión y su ideal de perfección no se ajusta a lo que pueda pensar la mayoría. Incluso para una misma persona, su idea de perfección puede cambiar a lo largo de los años. Un niño puede encontrar la perfección en una tienda de juguetes o de caramelos, un joven puede verla en el amor o en salir con sus amigos. Puede que tener novia y salir con los amigos sea lo que le ofrece al joven la felicidad, y, por tanto, ahí es donde dice que se encuentra en un estado perfecto.

Ahora bien, aquí es donde encontramos el problema. Si cada persona encuentra dicha perfección de una manera diferente, ¿cómo vamos a conseguir que el nuestro sea un mundo perfecto? Platón hablaba de un Estado en el que todo el mundo sería feliz porque habríamos sido entrenados para hacer aquello que mejor sabemos hacer, y, como aquello que harían mejor es aquello a lo que dedicarían toda su vida no probarían a cambiarlo, ya que habrían encontrado la felicidad, es decir, su estado ideal de perfección.
Entonces, ¿deberíamos implantar el sistema que decía Platón? ¿Deberíamos entrenar a los jóvenes en aquello en lo que demuestren tener más capacidad sin pedir tan siquiera tu opinión? En estos tiempos, y en un Estado de Derecho, esto sería impensable. Lo que quería Platón se trataba de una utopía, pero hasta de las utopías más fantasiosas se pueden extraer algunas cosas.

No se puede conseguir un mundo perfecto, la humanidad está destinada a pasarlo mal, a sufrir, a vivir en determinadas guerras...pero esto que vemos como algo malo, lo que vemos como algo que hay que quitarse de encima es lo que nos da, precisamente, nuestra condición humana. Sufrir, padecer, pasarlo mal, etc. forma parte de nuestra vida. Puede que no sea la mejor forma de verlo, pero para mi, aquello que jamás describiríamos como algo perfecto me hace feliz, porque si sufro es porque soy persona y tengo sentimientos, y sabiendo esto, que soy feliz aún sufriendo, y que la perfección es un medio para conseguir la felicidad, ¿quién tiene derecho a decirme que el sufrir no puede formar parte de un ideal de perfección?

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