domingo, 13 de noviembre de 2011

Todas las canciones hablan de mi

"He estado intentando convencerme de que abandonar a una persona no es lo peor que se le puede hacer, que puede resultar doloroso, pero no es una tragedia; si uno nunca dejase a nada ni a nadie, no tendría espacio para lo nuevo. Evolucionar constituye una infidelidad: a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo... Cada día debería tener, al menos, una infidelidad esencial, una traición necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fe en el futuro; una afirmación de que las cosas pueden ser no sólo diferentes, sino mejores."

"Cuanto mayor es el tiempo que hemos dejado atrás, más irresistible es la voz que nos incita al regreso. Esta sentencia puede parecer un lugar común, sin embargo es falsa. El ser humano envejece, el final se acerca. Cada instante pasa a ser más apreciado, ya no queda tiempo que perder con recuerdos. Hay que comprender la paradoja matemática de la nostalgia, esta se manifiesta con más fuerza en la primera juventud, cuando el volumen de la vida pasada es todavía insignificante."

"- ¿Qué es esto? - Es una carta, una carta que te he escrito. Léela. Bueno, no la leas ahora - ¿De verdad me has escrito una carta? -Si, iba a escribirte un e-mail, pero al final he preferido escribirte así. Es una mierda de carta, seguramente es ilegible, no vas a entender nada. Un poco básicamente lo que te digo es que te quiero. Mucho. Creo que si te sigo queriendo a estas alturas pues, tengo que decírtelo, y además creo que tengo que decírtelo ahora. No se si es el momento oportuno, si es el momento adecuado. Quiero decir, no se muy bien cómo estás tu, si tienes novio o si te gusta otro; tampoco lo he pensado mucho. Ni siquiera te digo que volvamos, sólo te digo lo que me pasa porque quiero que lo sepas. Creo que tengo que decirte todas las cosas que no te he dicho en todo este tiempo. Es que, fíjate, cuando rompimos ni siquiera me atreví a decirte que te quería y no se cómo lo ves tu ahora pero creo que cuando rompimos hicimos bien. Seguramente era lo único que podíamos hacer, éramos jóvenes y llevábamos muchos años; y ahora seguimos siendo jóvenes y tampoco ha pasado mucho tiempo pero no se, es distinto. Es verdad que nos quedan muchas cosas por vivir, pero tampoco sabemos que cosas son. Y no se tu pero yo no quiero que mi vida esté condicionada por las cosas que supuestamente tengo que vivir, es que no se quién ha decidido eso ni por qué, es una tontería. Ya no quiero pensar más en lo que me estoy perdiendo, nos podemos pasar la vida pensando que nos gustaría estar en otra parte pero es absurdo, es pura arrogancia, sólo te hace ser infeliz, te lleva a la frustración permanente. Ya no quiero ver la vida así. Me gustaría ser más feliz y disfrutar más lo que tengo. Empezar por ahí no se... lo que se es que te quiero, eso siempre lo he sabido, pero cuando lo dejamos creí que me podía permitir despreciar eso, pensaba que podía permitirme renunciar a ti por otras cosas que no tengo ni idea de lo que son y yo sólo se que quiero estar aquí ahora. No creo que seas la única tía que hay en el mundo, se que hay otras mujeres que me podrían gustar, mujeres de las que me podría enamorar. Seguramente también hay más tíos por ahí aparte de mi, tíos de los que te podrías enamorar, que seguramente se enamorarían de ti los muy cabrones. Tampoco es nostalgia, me acuerdo de los momentos difíciles, de los malos rollos que tuvimos, pero no quiero pensar en eso ahora. Ahora estoy aquí diciéndote esto y soy feliz aquí ahora. Me gusta tu cara, tu cara en este momento y este parque con esta luz. Ahora. Quiero estar aquí ahora, no quiero estar ni 5 minutos antes ni 5 minutos después."

http://www.youtube.com/watch?v=66HgKHRyr9k

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Rebelión en la granja

Animales, borregos, cerdos y gallinas, así nos considera, aún de forma metafórica, Eric Arthur Blair (más conocido como George Orwell), un hombre dotado de integridad, de sentido común y honradez; comprometido consigo mismo en la búsqueda de la libertad y en la denuncia de los atropellos y agresiones contra la humanidad. En prácticamente todas sus obras los protagonistas son víctimas de algún tipo de abuso de poder. Y, aunque a veces el control se ejerza mediante el uso de la fuerza física, la forma más aguda e inteligente, y la que más daño produce a la larga, es la persuasión psicológica y los mecanismos de terror, apoyados en la manipulación del lenguaje. 
El poder es un exquisito manjar, una facultad que a lo largo de la historia muchos han deseado para la realización de los ideales más nobles. Sin embargo en la realidad hasta los hombres más honestos y rectos sucumben fácilmente hacia sus más oscuros intereses en vista del poder que les confiere tal autoridad. Desde el flamante César hasta el repudiado Stalin, la historia ha registrado múltiples ejemplos de hombres que han demostrado lo peligroso que resulta la concentración del poder y su uso para satisfacer fines particulares, pisoteando derechos universales y marcando con sangre capítulos de naciones enteras. 
Orwell concibió una obra que nos ilustra de forma amena y simbólica el destino de una sociedad (representada por animales, como he adelantado al principio) que, tras liberarse de una opresión después de una casi gloriosa revolución, cae paulatinamente bajo una tiranía terrible. Tal y como señala el propio autor, es a raíz de su experiencia en la guerra civil española cuando se gestó la idea de este libro, aunque es la revolución bolchevique la que lleva la voz cantante en esta historia.
El escenario de la granja Manor representaría a Rusia; el señor Jones al zar; el señor Frederick, caracterizado por su crueldad y por apropiarse de tierras ajenas, sería Hitler; el señor Pilkington, Churchill; los cerdos, los bolcheviques que dirigieron la revolución; y el resto de los animales, los obreros y los campesinos. Las luchas de poder entre Stalin (Napoleón) y Trotsky (Snowball) también quedan plasmadas en la fábula, así como las figuras de Marx y Lenin, ambas representadas en el cerdo Viejo Mayor "tan altamente estimado en la granja que todos estaban dispuestos a perder una hora de sueño para oír lo que él tuviera que decirles". Hay muchos acontecimientos que bien pueden relacionarse con hechos históricos veraces, tales como la revolución de Octubre de 1917 en el caso de la revolución de los animales (capítulo II), el acuerdo entre Napoleón y Whymper representa el Tratado de Rapallo de 1922, la revuelta de las gallinas (capítulo VII) representa la oposición de los campesinos ante la colectivización de las granjas, la segunda destrucción del molino a manos de los hombres de Frederick (capítulo VIII) representa la invasión nazi de Rusia en 1914 y finalmente la última escena hace referencia a la Conferencia de Teherán de 1943, con el encuentro de los nuevos aliados: Stalin, Churchill y Roosvelt.
Este tipo de régimenes, autoritarios y austeros para quienes lo sufren, siguen una fórmula que estaría incompleta sin el temor infundido en la oposición, en el desacuerdo, tal y como lo representa Orwell con los perros.  Estos canes tiene su paralelismo en el Terror Rojo instituido por la Cheka, una policía al mando de los bolcheviques que tenía el propósito de eliminar a todo el que se opusiera al régimen. La amenaza, el miedo y la intimidación, son los factores clave en otros sistemas opresores, como ocurrió en la Alemania nazi, la Italia fascista y sin ir muy lejos la Cuba fidelista. 
Napoleón, un cerdo cuya inteligencia le permite destacarse de los demás sigue al pie de la letra algo que resulta costumbrista en todos los déspotas y que consiste en ser un sujeto carismático que llega como  un Mesías encandilando a la masas, haciendo discursos prometedores que al momento de materializarse resultan desmentidos. Sin embargo la culpa no es del déspota, sino del pueblo, del pueblo que implora una mejor gestión que la previa y se entrega a ofrecimientos desmedidos e ilusorios, considerando que lo previo fue peor, dando alimento a la ignorancia y al fanatismo, cerrándose a la posibilidad  de entender la situación de estancamiento que presentan tales regímenes y la desmejora progresiva que resulta peor a la padecida anteriormente. Si lo que queremos es acabar con la tiranía y el despotismo, lo único que podemos hacer es educar al pueblo, para que no se deje engañar ante las patrañas de un sofista del tres al cuarto.
Finalmente, este libro es un doloroso espaldazo al deseo de conseguir unos ideales que fueron traicionados hasta llegar a ser lo opuesto de lo que se pretendía conseguir. De cómo un estado de igualdad, de posibilidad de una vida digna, se convirtió en la antítesis, en una férrea dictadura que prolongó durante décadas, terminando por llegar a una situación peor de la que se pretendía escapar.