miércoles, 16 de marzo de 2011

Análisis

Cuando algo nos preocupa o no acaba de tener la lógica a la que estamos acostumbrados, tendemos a analizar todas las posibles variables que han propiciado dicho asunto. Entramos en un bucle de análisis y observación con una pizca de paranoia hasta que encontramos posibles explicaciones hacia ese fenómeno, y probablemente sean erróneas.
Caemos en la trampa de creer que todo tiene que tener significado, que todo sigue una lógica perfecta, que cada acto que cometemos o frase que decimos tiene un significado oculto. Observamos cada movimiento, cada palabra, cada respiración. Repasamos mentalmente conversaciones, momentos, miradas...
¿A nadie se le ha ocurrido que simplemente con el hecho de hablar y decir las cosas claras se acabaría todo eso? Probablemente, y como estamos metidos en un bucle, también repasaríamos esa conversación diciendo ¿qué habrá querido decir?
En los momentos en los que estamos metidos en ese bucle todo parece cobrar un sentido oculto de engaños y malentendidos, cuando realmente no siempre es así. Dependiendo de la persona o situación que queramos analizar, es posible que nos encontremos con que si se han utilizado unas palabras determinadas para dar a entender algo.
Luego, con el paso del tiempo, hacemos una vista atrás y nos damos cuenta de lo equivocados que estábamos al analizar hasta el más mínimo detalle. Nos damos cuenta de que si nos hubiésemos parado a vivir el presente y no a analizarlo, lo habríamos disfrutado mucho más y posiblemente no hubiésemos caído en ese bucle tan mortal.
Pero, ¿por qué hacemos esto? ¿Por miedo? ¿Convencimiento? ¿Buscamos crearnos una realidad alternativa donde todo es perfecto para no tener que lidiar con lo que verdaderamente estamos viviendo? ¿Deberíamos dejar de analizar todo lo que nos rodea y limitarnos a vivir?
Las personas que son puramente racionales, o al menos intentan serlo, inevitablemente siempre caen en esa trampa. Viven presas de su cabeza, de su lógica, de su raciocinio. Las personas puramente sentimentales no le dan tantas vueltas a las cosas, no analizan lo que ocurre a su alrededor, viven "a su aire", sin agobios.
Nada y todo tienen sentido a la vez, las palabras que escogemos, las canciones que escuchamos, los actos que cometemos e incluso la forma de mirar, todo quiere decir alguna cosa. El problema de las personas analíticas es que lo ven desde su propia lógica, lo que podrían significar para ellas cada una de esas cosas, y de ahí que lleguemos a conclusiones equívocas.
Deberíamos relajarnos, vivir el presente sin entrar en ese bucle, lamentablemente, el aplicar la propia lógica es un defecto del que todos pecamos y para salir de ahí sólo se necesita tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario