miércoles, 9 de marzo de 2011

Dinero

¿Es realmente tan importante el dinero? ¿Venderíamos a nuestra propia madre si con ello nos pagaran lo suficiente?

En los tiempos que corren decir que el dinero no es importante sería como decir que las plantas no crecen con el sol. En la actualidad, y más aún en los países capitalistas/consumistas el dinero se ha convertido casi en nuestra razón de ser. No podemos concebir una sociedad en la que no haya un sistema económico basado en el intercambio de bienes/trabajo/servicios por un precio/salario/renta. Toda nuestra vida desde que nacemos hasta más allá de la muerte está relacionado con el dinero.
Ya siendo niños los padres trabajadores satisfacen las necesidades afectivas de sus hijos comprándoles juguetes, por lo que desde pequeños aprendemos a ser unos pequeños capitalistas. Somos más felices cuantos más juguetes tenemos, y si son más y mejores que los de Fulanito o Menganito ¡mejor!, eso te hace sentir superior. Luego llegas a la "edad del pavo" y entonces te conviertes en el malgastador máximo: ropa, accesorios, moto, piercings, tatuajes, móviles, ordenadores... y si pueden ser más y mejores que los de Fulanito y Menganito ¡mejor! Luego, cuando te conviertes en un ser humano respetable, o mejor dicho, si llegas a convertirte en un ser humano respetable (porque bien sabe Dios que algunos, aún con 35 años, viven en una segunda "edad del pavo"), entonces te pones a trabajar, sabes cuánto cuesta ganar cada cosa, que todo tiene un precio y que hay que trabajar para conseguirlo. Entonces adquieres una vivienda, un coche, un ordenador y un móvil mejores de los que tenías anteriormente, viajas; por no hablar de las salidas a discotecas, copas, entradas a conciertos... en definitiva sigues comprando cosas, quizás de manera no tan aleatoria y derrochadora, pero oye, que si esas cosas son mejores que las de Fulanito o Menganito ¡mejor! Y luego, después de pasarte toda una vida recopilando trastos, va y te mueres. Pues os voy a contar un secreto, morirse también cuesta dinero. Y mucho, pero ¡eh! que si tu ataúd, velatorio, flores, maquillaje y ropa para el muerto comprados en Gucci, pagarle al cura por el discurso, paseíto hasta la Iglesia, ceremonia, paseíto hasta el cementerio y la tumba (que conociendo al sujeto si puede se compra el cementerio entero) son más y mejores que el de Fulanito y Meganito ¡MEJOR!
Venga ya hombre, vivimos por y para conseguir dinero. En época de crisis económica son miles las parejas que acaban en divorcio, ¿qué pasa? ¿ahora tu amor se ha devaluado y para que parezca que tienes más dinero prefieres hacer un cambio de divisas? Y por cambio de divisas me refiero a irte con el primero que tiene pasta, ojo.
Las cosas no deberían ser así. Hemos llegado al extremo en el que hasta el amor de una madre hacia sus hijos se mide por las cosas que le compra. Somos capaces de entristecernos con las imágenes en las noticias de gente sin hogar, sin nada que llevarse a la boca, pero ¡ojo con que tu amigo no te haya devuelto los 2,35 euros que le prestaste el otro día para que se comprase una napolitana y un café!
Deberíamos, y me incluyo totalmente, plantearnos a qué estilo de vida estamos llegando, y si de verdad queremos seguir por ese camino, donde el dinero es dueño y señor de cada uno de nuestros pasos, donde no tomamos una decisión hasta calcular hasta el milímetro el coste de oportunidad que generaría tomar la otra opción y donde la gente sacrifica relaciones humanas por unos cochinos euros.
De verdad, hay que mirárselo.

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